IV DOMINGO DE PASCUA – CICLO A
3 de mayo de 2020
EVANGELIO: Jn 10, 1-10
«En aquel tiempo, dijo Jesús: «En verdad, en verdad os digo: el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por otra parte, ese es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A este le abre el guarda y las ovejas atienden a su voz, y él va llamando por el nombre a sus ovejas y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas camina delante de ellas, y las ovejas lo siguen, porque conocen su voz; a un extraño no lo seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños». Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron de qué les hablaba. Por eso añadió Jesús: «En verdad, en verdad os digo: yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes de mí son ladrones y bandidos; pero las ovejas no los escucharon. Yo soy la puerta: quien entre por mí se salvará y podrá entrar y salir, y encontrará pastos. El ladrón no entra sino para robar y matar y hacer estragos; yo he venido para que tengan vida y la tengan abundante».»
COMENTARIO A LA PALABRA
El IV Domingo de Pascua nos presenta tradicionalmente la figura del Buen Pastor: una imagen entrañable y no hay tiempo más adecuado que el pascual para hablar de ella.
Jesús es el Buen Pastor porque da su vida por sus ovejas. Da su vida y la recupera, ése es el mandato que recibió de su Padre. El evangelio que hoy proclamamos nos recuerda que, resucitado, se presenta ante nosotros y nos llama a cada uno por nuestro nombre. Constituido Señor, lleno de gloria, con su poder ilimitado quiere «sacarnos fuera», fuera de los engaños en que vivimos, fuera de las tinieblas, del abismo del pecado, fuera de nuestra vida mediocre. Bendito éxodo en el que Él camina por delante y nos conduce a lo que sacia verdaderamente: a pastos sustanciosos. Es la Puerta, el Camino y el Guía hacia la libertad, hacia el Padre. Ha venido al mundo, ha muerto y resucitado para que tengamos vida y no cualquier tipo de vida: Vida verdadera, plena, abundante.
Es hermoso saber que Dios nos quiere bien. Muchos desconfían de Él, de su bondad y también nosotros podemos sucumbir ante esa tentación en los momentos oscuros; pero la verdad es que, en Jesús nos ha demostrado que Él solo quiere lo mejor para nosotros, se preocupa por nuestro destino: no nos deja errantes y solos; viene a salvarnos, a cuidarnos. Hay otros que no tienen tanta consideración: ladrones y bandidos que se aprovechan de nosotros y nos dejan vacíos, lastimados, sin vida. Son extraños. Dios es nuestros Padre, Jesús es nuestro hermano, su Espíritu es nuestro fiel compañero y Defensor. Oigamos su voz, que nuestro corazón sea traspasado por su Palabra que hoy nos llama a la conversión: a volver al Guardián y Pastor de nuestra vida, a caminar tras sus huellas. Sólo Él no defrauda. Su obrar es misterioso pero leal e infalible: en su amor y poder podemos y debemos confiar.
MEDITACIÓN
Un Pastorcico solo está penado
ajeno de placer y de contento
y en su pastora ha puesto el pensamiento,
el pecho, del amor, muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido
-aunque en el corazón está herido-
más llora por pensar que está olvidado.
Que solo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena,
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.
Y dice el Pastorcico: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia!
Y el pecho, del amor muy lastimado.
Y al cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol do abrió sus brazos bellos
y muerto se ha quedado, asido dellos,
el pecho, del amor, muy lastimado.
(San Juan de la Cruz)
* ¿Cómo reacciona tu corazón ante el amor de tu Pastor que te llama más allá de la muerte? ¿Le oyes?
ORACIÓN
Oración PASTOR bueno,
vela compasivo sobre tu rebaño
y conduce a los pastos eternos
a las ovejas que has redimido
con la sangre preciosa de tu Hijo.
Él, que vive y reina por los siglos de los siglos.
(Oración después de la comunión)
¿Desea escribir un comentario?