«Vio y creyó»

DOMINGO  DE PASCUA

CICLO B

31 de Marzo de 2024

EVANGELIO: Juan 20, 1-9

El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro. Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.

 Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.

 Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.

COMENTARIO A LA PALABRA

¡RESUCITÓ! ¡ALELUYA!

Este es el grito jubiloso que se oye incesantemente desde la noche de Pascua, y que la Iglesia anuncia de oriente a occidente, por todo el orbe. ¡Resucitó, como lo había dicho! Si la Vigilia Pascual es la “madre de todas las Vigilias”, como la definió S. Agustín, el Domingo de Pascua podría ser el “padre de todos los domingos”. Desde la resurrección de Cristo, el primer día de la semana se convierte en “domingo”, es decir, “Día del Señor”, Y ya muy pronto, las primeras comunidades entendieron que había que celebrar la resurrección del Señor no solo una vez al año, sino cada semana. Así, el domingo se convierte en el día de descanso y de reunión fraterna para celebrar el gran acontecimiento de nuestra Salvación.

Después de celebrar anoche tan intensamente la Vigilia Pascual, la celebración de este domingo transcurre en un clima más sosegado, pero no menos gozoso. En el Evangelio, llama la atención que la gran noticia es “NO ESTÁ”. Jesús no aparece en la perícopa que hemos leído, y precisamente esa es la Buena Noticia de hoy.

Las tres personas que corren al sepulcro, tienen su recorrido de fe particular. María, la primera que acude al sepulcro con los aromas para embalsamar, interpreta el sepulcro abierto y la ausencia del cadáver con una lógica aplastante: “Se han llevado al Señor”. ¿Qué otra cosa podría haber sucedido?

Pedro y Juan corren. Pedro entra primero, y simplemente “vio” las vendas, el sudario…. Pero Juan “vio y CREYÓ”. El proceso de la fe va “in crescendo” hasta llegar a la certeza, e inmediatamente recordó que Él lo había anunciado ya, pero no lo habían entendido hasta este momento.

La resurrección de Cristo es el fundamento de nuestra fe. La deuda de Adán, que contrajo por el pecado, ha sido saldada por la muerte de Cristo. Hemos recuperado de nuevo la dignidad de hijos de Dios y herederos del Reino. Nuestra vida está también resucitada con Él por nuestro bautismo. Las vestiduras de siervo se nos cambian en túnicas blancas de hijos resucitados. La Vida nueva está a nuestro alcance como un regalo del Señor, que se rebajó hasta la muerte por nosotros. Por ti, y por mí.

1. Pablo describe esta vida nueva de un modo magistral: “Habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo, escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis, juntamente con Él, en gloria”. Gocemos la vida recién estrenada que se nos entrega, y transmitamos esta Buena Noticia allá donde estemos.

ORACIÓN

No pudo soportar tanta energía

la entraña de la tierra.

Cristo muerto no es un cadáver más;

es el concierto de lo humano y lo divino en armonía.

Al filo de la aurora, al tercer día,

el sepulcro sellado quedó abierto

a un impulso vital de origen cierto,

pues Dios en un sepulcro no cabía.

Apóstoles, venid, santas mujeres,

participad del triunfo del Cordero,

a quien el Padre dio tantos poderes.

En este día, muerte, te requiero:

no eres ya el más temido de los seres,

Tu victoria expiró junto a un madero.

(Autor desconocido; transcrito por Sor Mª Jesús Cuesta, op +)