SOLEMNIDAD DE CRISTO REY – CICLO B
21 de noviembre de 2021
Evangelio: Jn 18, 33-37
En aquel tiempo preguntó Pilato a Jesús: « ¿Eres tú el rey de los judíos?». Jesús le contestó: « ¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?». Pilato replicó: « ¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó: «Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí». Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
COMENTARIO A LA PALABRA
Con esta solemnidad concluimos el año litúrgico. Después de celebrar la resurrección de Jesús, todas las fiestas de Cristo son de Cristo Rey, pues este es su estado actual y definitivo.
El domingo pasado nos decía el evangelio: “El cielo y la tierra pasarán” (Mc 13, 31). Y hoy nos recuerda la Palabra de Dios que el mundo tiene Dueño. Jesús nos ha revelado, en su conversación con Pilato, la intención última de su encarnación: ”Yo para eso he nacido”. Pero Él reina no como los reyes de este mundo, que en la visión de Daniel tenían aspecto de fieras y de monstruos, sino que es un reinado diferente “con aspecto humano” (Dn 7, 13); y con un poder que “no acabará” (Dn 7, 14), como nos indica la primera lectura de hoy.
Jesús es Rey desde el día de su nacimiento y previamente a su Encarnación, ya se lo anunció el arcángel San Gabriel a la Virgen María: “Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin”. (Lc 1, 32 s).
Entonces ¿cómo es su Reino? Un reino que protege a los indefensos, que sana a los enfermos, que anuncia la Buena Noticia a los pobres, que libra a los poseídos de espíritu inmundo… tenemos por delante otro año litúrgico para comprender y saborear el reinado de Dios. Pero lo más sorprendente es la definición que nos da Jesús en el evangelio de hoy: un reinado “para dar testimonio de la verdad” y congregarnos en la unidad, porque “todo el que es de la verdad escucha mi voz”.
El reinado de Dios es universal, no es solo para unos pocos. En la segunda lectura nos dice que cuando venga en su gloria: “todo ojo lo verá, también los que lo atravesaron” (Ap 1, 7). Y a continuación dice que “todos los pueblos se lamentarán”, por no haberle amado más. Es decir, que aquel día habrá gloria y lamento al mismo tiempo.
“Aquél que nos ama” (Ap 1, 5) no viene a nosotros como un déspota, pero sí desea que reconozcamos la verdad de su bondad y la verdad de nuestra condición pecadora para entrar en su Reino y difundir su reinado de paz y amor por este mundo. ¡Aclamemos gozosos a nuestro Rey!
Meditación
Cuando rezamos el Padrenuestro, decimos “venga a nosotros tu Reino”: es el clamor por la más definitiva de las realidades cristianas. E inmediatamente, proclamamos la manera para ayudar a que el Reino venga: “hágase tu voluntad…” El Reino es la voluntad de Dios que debe ordenar todas las cosas, penerándolo todo (como el fermento en la masa). Y la voluntad de Dios se llama Amor Misericordioso.
Celebrar la fiesta de Cristo Rey implica un compromiso: trabajar con todo empeño para que la voluntad de Dios se manifieste en todas las cosas. En nuestro corazón en primer lugar, y desde allí a todo lo que está a nuestro alrededor, hasta que llegue el día en que el Reino se manifieste en total plenitud, cuando todas las cosas estén definitivamente ordenas al servicio del hombre nuevo, y Dios sea todo en todos. (Mons. Enrique Díaz)
Oración
Mi reino no es “de abajo”
como los de este mundo;
que buscan el control,
el poder mas astuto;
le ciega la ambición,
le gusta tener triunfos,
su fama es perdición:
quiere poseer mucho,
no tiene compasión.
¡Se va a llevar buen susto!
Mi reino es “de allá arriba”
donde brota el amor.
La vida en abundancia,
es la que os traigo Yo.
Oración y alabanza,
bendición y misión.
Portadores de paz
y de liberación.
Un reino para siempre,
que trae la salvación.
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