DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
EVANGELIO: Mc 7,31-37
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua.
Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: «Effetá», que significa: «Ábrete». Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
COMENTARIO A LA PALABRA
En este domingo se nos relata un milagro que solamente nos lo narra el evangelista san Marcos.
Comienza haciendo un recorrido por tierra de paganos y tras haber curado a la hija de la mujer sirofenicia se dirige ahora a la Decápolis. En aquella misma región donde le habían expulsado por dejar ahogar a una piara de cerdos, ahora es suplicado por otros paganos para que «imponga las manos» a un sordomudo. Aquí son los amigos del discapacitado, los que piden el milagro a Jesús.
En la mañana de la creación Dios lo hizo todo bien (Gn 1) y en el día de la consumación «todo lo hará nuevo» (Ap 21,5). Vuelve a brillar el esplendor original de la creación. Es un signo de la creación nueva que Dios realizará algún día.
Jesús no busca el sensacionalismo ni los aplausos de los demás –como los taumaturgos helenistas- y por eso se aparta un poco de ellos, buscando el alejamiento de los hombres.
Los gestos de «tocar el oído» a un pagano e incluso de utilizar su saliva para restablecer la movilidad de la lengua, no es por sus propiedades curativas, es una manera de comunicarse con el que está discapacitado y prepararle para el milagro.
Jesús ora al Padre: «levantó los ojos al cielo y suspiró». La palabra aramea, que conserva el evangelio y que la Iglesia repite en el rito del Bautismo, salió de él con todo su poder. «Effetá».
Y el milagro se realizó contagiando la alabanza a Dios, que proclamaban con insistencia. Jesús les manda guardar silencio, para evitar prematuros desórdenes sobre la excitación mesiánica, pero no siempre que hace un milagro impone silencio, pues al endemoniado de Gerasa, que después de curado, quería ser su discípulo, le dijo lo contrario: «Vete a tu casa, donde los tuyos, y cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido compasión de ti.» «Él se fue y empezó a proclamar por la Decápolis todo lo que Jesús había hecho con él, y todos quedaban maravillados.» (Mc 5,19s). ¿No sería él quien preparó el terreno para que se produjera el milagro de hoy?
MEDITACIÓN
- Jesús fue muy abierto hacia las personas de otra raza, de otra religión y de otras costumbres. Trabajo por tener esta misma apertura o temo dejarme «contaminar» por la «impureza» de los paganos o de otras religiones?
- ¿Cómo llevo a Jesús a las personas que no pueden o no quieren contactar con Él? ¿Oro por ellas? ¿Dejo que el Señor abra mis oídos a su Palabra, mi lengua a la alabanza, mi corazón a socorrer las necesidades de mis hermanos?
- Definición de la Buena Nueva: «¡Jesús hace todas las cosas bien!» ¿Soy Buena Nueva para los otros? ¿Mi manera de actuar y de tratar a los demás revela el amor del Padre? ¿O sigo pensando que en fondo Dios no lo ha hecho todo bien?
Entre Jesús y un sordo, Sordo y no puede hablar,
se produce un encuentro; ¡se realiza el suceso!
en la tierra pagana : Jesús le aparta un poco,
¡Gran acontecimiento! le comunica gestos.
Se lo presentan otros, No nos hiciste sordos,
con un firme deseo: ni mudos sin acierto.
volver a recrear Tu Palabra alabamos;
lo que no está bien hecho ¡Ha llegado ya el Reino!
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