XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
2 de Octubre de 2022
EVANGELIO: Lc 17, 5-10
En aquel tiempo, los apóstoles le dijeron al Señor:«Auméntanos la fe».
El Señor dijo:«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar», y os obedecería.
¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “Enseguida, ven y ponte a la mesa”?
¿No le diréis más bien: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?
¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».
COMENTARIO A LA PALABRA
La liturgia de este domingo nos habla de la fe; “virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado” (CIC n.1814). La fe es el fundamento de toda vida cristiana, es un don que hemos recibido en el bautismo y la necesitamos para toda la vida, es un tesoro adquirido por Dios que no solo debemos cuidarla y vivir de ella, sino profesarla, testimoniando con valentía las maravillas que el Señor ha hecho en nuestra vida.
En el evangelio los apóstoles piden a Jesús: “Auméntanos la fe”. Piden la gracia de la fe para que su vida sea guiada por el Espíritu Santo, por la voluntad de Dios, con la mirada más allá de lo que ellos ven con el ojo humano. Es una petición que también nosotros podríamos dirigir a Dios cada día con el corazón abierto a la gracia del Espíritu Santo, para que Él oriente e ilumine nuestra vida terrena y podamos caminar a la luz de su Palabra mediante la fe.
En la 1ª lectura el Profeta Habacuc clama al Señor con grito de desesperación. Dios le responde, pero no le ofrece una solución inmediata, sino que le invita a esperar, a perseverar en la fe. “El justo vivirá por su fe” (Ha 2,4).
El cristiano tiene la mirada hacia Dios. Tenemos que vivir los acontecimientos de la vida, sean buenos o malos, con la mirada de la fe, sin esperar recompensa, como Jesús, entregando la vida por amor a los demás. ¡SERVICIO! Tener el oído abierto a lo que el Señor nos pide y hacer con humildad y sencillez de corazón, reconociendo que somos pobres siervos, que necesitamos del amor misericordioso de Dios y que sin Él nuestra vida es vacía. “Vela por el precioso depósito con la ayuda del Espíritu Santo que habita en nosotros”. (Tim1,14)
Pidamos al Señor que aumente nuestra fe, haciéndola viva y fecunda. La fe viva “actúa por la caridad” (Gal 5,6).
MEDITACIÓN
“La fe difícil busca a Dios como un punto de referencia para mirar de frente la propia vida, allí donde está el trabajo del hombre caminante. La fe fácil se preocupa por el premio que Dios debe darle por el buen cumplimiento de sus preceptos y mandamientos. Es una fe para que el hombre gane sin arriesgar. La fe difícil trata de ganar la batalla de la vida; arriesga todo con tal de darle un valor a las cosas diarias. No hace bien las cosas porque están mandadas ni evita el mal porque está prohibido. Simplemente, es su conciencia de hombre recto que lo impulsa en esta o en la otra dirección.
La fe fácil trata de atar a Dios para que él cumpla lo que el hombre propone y desea. Es la fe que fabrica una teología desde los intereses y criterios del hombre. La fe difícil cuestiona al hombre desde sí mismo, teniendo como punto de partida la Palabra de Dios tal como la reveló Jesucristo”. (Santos Benetti)
ORACIÓN
SEÑOR; AUMÉNTANOS LA FE. Amén
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