Jn 12, 24-26
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
-«Os aseguro que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna.
El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo premiará. »
COMENTARIO A LA PALABRA
Nuestra diócesis celebra a su patrono san Antolín, Mártir por confesar la fe en Jesús. Los datos sobre este santo son muy confusos, al punto que en ocasiones se asimila su figura a la de Antonino de Apamea, mártir de Siria. Su nombre era Antoninus de Pamiers. Nació en dicha localidad hacia el año 453. Pertenecía a la familia real, siendo quizá nieto de Teodorico.
Educado en el arrianismo, se opuso a su padre al hacerse cristiano ortodoxo. Abandonó su fortuna y marchó a Roma, donde fue ordenado diácono. Predicó en algunas ciudades italianas haciendo varios milagros. Vuelve más tarde a Pamiers y predica el evangelio, junto con Almaquio. Ambos viven en una ermita, donde son arrestados por los sicarios de un rey llamado Metopius junto a un tercer compañero llamado Juan, y ejecutados a orillas del río Ariège.
Sus reliquias fueron trasladadas a Palencia tras la restauración de la Diócesis por Sancho el Mayor de Navarra, el año 1.035. La iconografía lo representa como diácono, con la palma del martirio en su mano.
En el Evangelio de hoy Jesús nos asegura que si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto.
La primera lectura donde se nos narra el martirio de siete hermanos a la vista de su madre, por defender la fe nos dice: vale la pena morir a manos de los hombres cuando se espera que Dios mismo nos resucitará.
La segunda lectura del apóstol Santiago también nos dice: dichoso el hombre que soporta la prueba, porque, una vez aquilatado recibirá la corona de la vida que el Señor ha prometido a los que le aman.
En las tres lecturas aparece con claridad la fe en una vida eterna. El mal que parece arrasarlo todo, tiene un límite que no puede traspasar: el bien definitivo, la eterna bienaventuranza, la vida resucitada.
Es el triunfo de Dios sobre el hombre, en el hombre y por el hombre. Es el triunfo que san Antolín con la entrega de su vida confesó y hoy celebramos.
MEDITACIÓN
La fe sin obras es inútil. Conocer el mensaje cristiano no basta para salvarse, hay que unir las dos realidades fundamentales: CREER y OBRAR. Hay que traducir la Vida recibida en actos concretos de amor como lo hizo san Antolín.
ORACIÓN
Padre Todopoderoso, que concediste al mártir san Antolín pelear el combate de la fe hasta derramar su sangre, te rogamos que su intercesión nos ayude a soportar por amor la adversidad y a caminar con valentía hacia ti, fuente de toda vida. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Oración Colecta del Misal)
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