VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
2o de Febrero de 2022
EVANGELIO: Lc 6,27-38
COMENTARIO A LA PALABRA
«Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso». Es la voz de Jesús, que nos llama a vivir con radicalidad y plenitud lo que somos: Hijos de Dios e imagen suya. Y Dios es esencialmente Amor. Amor misericordioso que se derrama abundantemente sobre todos los hombres, sin límites, sin condiciones, sin distinción, sin exclusión; a todos, buenos o malos.
Por esto, Jesús hoy nos recuerda que todos los cristianos, como imagen de Dios que somos, estamos llamados a vivir y a practicar la misericordia infinita y gratuita de Dios con uno mismo y con los demás, especialmente con aquellos que nos hacen daño. En definitiva, Jesús, nos pide reproducir y hacer presente al mundo el Amor misericordioso que Dios tiene a toda la humanidad, manifestado en la Cruz gloriosa de su Hijo Jesucristo: lugar donde se dio muerte al odio y la enemistad y hemos experimentado todo su amor, su misericordia, su perdón y redención. ¿Y cómo Dios nos pide que lo hagamos? – amando, orando, haciendo el bien, bendiciendo y perdonando a aquellos que nos hacen mal, a nuestros enemigos.
Para nosotros es verdad que esto que nos pide el Señor es difícil y duro porque supera toda fuerza y todo razonamiento humano. Pero Jesús no pide imposibles, el Espíritu Santo ha sido derramado en nuestros corazones para capacitarnos a amar como Dios ama. Y en la medida en que nos dejemos guiar por este Espíritu, seremos capaces de acoger el amor del Padre, manifestado de una vez por todas en la muerte de su Hijo. Si Jesús nos pide es porque Él nos ha dado primero. Y su misericordia en nosotros se renueva cada día a través de los sacramentos.
Pidamos al Señor que nos ayude a ser misericordia donde reina el rencor y el desamor.
MEDITACIÓN
La misericordia es la imagen de Dios, y el hombre compasivo es, en efecto, un Dios habitado en la tierra. De la misma manera que Dios es misericordioso para con todos, sin distinción alguna, igualmente el hombre compasivo hace llegar a todos sin distinción sus favores.
Hijo mío, sé compasivo y derrama tus favores sobre todos, a fin de que puedas ser elevado hasta la divinidad. Procura no dejarte seducir por este pensamiento que te podría parecer atractivo: «Es mejor que sea compasivo con el que tiene la misma fe que yo, que no con aquel que nos es extraño». No es esta la misericordia perfecta que imita a Dios que derrama sus favores sobre todos, sin estar celoso, sino que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos. Dios es amor, su esencia es amor, y su amor es su misma esencia. Por su amor, nuestro Creador se ha visto impulsado a crearnos. El hombre que posee la caridad es verdaderamente Dios en medio de los hombres. (Youssef Bousnaya)
ORACIÓN
Señor, haz de mí un instrumento de tu paz.
Que allá donde hay odio, yo ponga el amor.
Que allá donde hay ofensa, yo ponga el perdón.
Que allá donde hay discordia, yo ponga la unión.
Que allá donde hay error, yo ponga la verdad.
Que allá donde hay duda, yo ponga la Fe.
Que allá donde desesperación, yo ponga la esperanza.
Que allá donde hay tinieblas, yo ponga la luz.
Que allá donde hay tristeza, yo ponga la alegría.
Maestro, que yo no busque tanto ser consolado, cuanto consolar,
ser comprendido, cuanto comprender,
ser amado, cuanto amar.
Porque es dándose como se recibe,
es olvidándose de sí mismo como uno se encuentra a sí mismo,
es perdonando, como se es perdonado,
es muriendo como se resucita a la vida eterna.
Amén. (San Francisco de Asís)
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