XXVII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
– CICLO A –
8 de Octubre de 2023
EVANGELIO: Mt 21,33-43
“En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:
-«Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje.
Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo.
Por último, les mandó a su hijo, diciéndose: “Tendrán respeto a mi hijo.”
Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: “Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia.”
Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron.
Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?»
Le contestaron:
-«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos.»
Y Jesús les dice:
-«¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?
Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos.”
COMENTARIO A LA PALABRA
El mensaje del evangelio nos enseña una vez más el misterio del Reino de Dios y su plan de salvar la humanidad. Nos presenta una parábola y hace que nos preguntemos: ¿Qué estamos haciendo con los dones que el Señor nos ha encomendado? ¿Qué frutos vamos a presentar al Señor cuando Él venga a pedirnos cuenta?
El Señor nos invita a no temer, a seguir con nuestra misión de anunciar a Jesucristo, aunque seamos rechazados e incluso asesinados. Como dice el evangelio, los servidores fueron enviados a reclamar los frutos correspondientes al propietario de la viña y fueron maltratados hasta la muerte.
Nosotros somos la viña del Señor, dice el salmo, y somos llamados a cuidarla para que de frutos abundantes.
Pidamos al Señor la gracia de no caer en la tentación de los viñadores de los que habla el evangelio, que por ganancia y ambición a las cosas ajenas se desviaron del camino de Dios y perdieron su vida.
El camino de Cristo nos lleva a la vida y debemos aspirar a él, un camino contrario nos lleva a la perdición.
En las Palabras de Dios no hay engaño, Él cumple su promesa: la viña no será destruida. Él abandona a los viñadores infieles y no renuncia a su viña y la confía a otros viñadores fieles que produzcan frutos.
Que el Señor nos ayude en nuestro caminar y nos conceda un corazón abierto a su voluntad, para que no nos desviemos de su camino. Y así podamos edificar nuestra vida en la Piedra Angular que es Cristo.
MEDITACIÓN
Desembarazándose de Dios, y sin esperar de él la salvación, el hombre cree que puede hacer lo que se le antoje y que puede ponerse como la única medida de sí mismo y de su obrar. Pero cuando el hombre elimina a Dios de su horizonte, cuando declara “muerto” a Dios, ¿es verdaderamente más feliz? ¿Se hace verdaderamente más libre? Cuando los hombres se proclaman propietarios absolutos de sí mismos y dueños únicos de la creación, ¿pueden construir de verdad una sociedad donde reinen la libertad, la justicia y la paz? ¿No sucede más bien —como lo demuestra ampliamente la crónica diaria— que se difunden el arbitrio del poder, los intereses egoístas, la injusticia y la explotación, la violencia en todas sus manifestaciones? Al final, el hombre se encuentra más solo y la sociedad más dividida y confundida. (Benedicto XVI, homilía 5-10-2oo8).
ORACIÓN
“No sois vosotros los que me habéis elegido, soy yo quien os he elegido para que vayáis y deis fruto”. (Jn 15,16)
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