II DOMINGO DE CUARESMA
– CICLO B –
25 de Febrero de 2024
EVANGELIO: Mc 9,2-10
“Seis días más tarde Jesús toma consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús: «Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube: «Este es mi Hijo, el amado; escuchadlo». De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos. Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos.”
COMENTARIO A LA PALABRA
En este segundo domingo de Cuaresma damos un paso más, rumbo a la Pascua: a la resurrección del Señor. Hoy se nos presenta, por medio del evangelista san Marcos, la Transfiguración del Señor, teniendo como testigos tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan.
Jesús, después de haber hablado abiertamente acerca del sufrimiento que él tenía que pasar (Mc 8,31-33) se transfiguró, mostró el resplandor de su gloria (gloria del Hijo de Dios) para fortalecer y preparar a sus discípulos, que aún no comprendían, tampoco creían en su Pasión y Muerte, pues esperaban que Jesús fuera el Mesías glorioso y victorioso, (Lc 24,21).
La Transfiguración es la anticipación de la gloria de la Resurrección. En este acontecimiento Jesús preanuncia su exaltación final y nos deja el gran mensaje: la gloria pasa por el sufrimiento, como el siervo de Yahvé (Is 53) el camino hacia al Padre se hace desde la cruz a la gloria.
Jesús es el centro y el contenido de esta transfiguración. Dios se manifiesta a través de su Hijo, el amado, y nos deja un mandato: “Escuchadlo”. O sea, sed discípulos imitando al Maestro, aunque ello suponga el sufrimiento de la cruz.
En este itinerario cuaresmal hacia la Pascua somos invitados a caminar con Jesús (que hoy también se muestra glorioso a nosotros) para que en nuestras debilidades le veamos presente y actuante. Él nos garantiza que el camino para la gloria eterna es el camino de la cruz, pero el sufrimiento no tiene la última palabra, pues él ha resucitado
Pidamos al Señor perseverancia en la escucha de su Palabra y de sus enseñanzas para que nos mantengamos fieles a ellas, y así ser testigos de su amor y de su misericordia en el mundo.
MEDITACIÓN
“Me has seducido con el deseo de ti, oh Cristo, y me has transformado con tu divino amor. Quema mis pecados con el fuego inmaterial y dígnate colmarme de tu dulzura, para que lleno de alegría, exalte tus manifestaciones.” (San Juan Damasceno)
ORACIÓN
“Oh Dios que has mandado escuchar a tu Hijo amado, alimenta nuestro espíritu con tu palabra; para que, con mirada limpia contemplemos gozosos la gloria de tu rostro. Por nuestro Señor
Jesucristo. Amén” (Oración Colecta)
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