SOLEMNIDAD DE PENTECOSTÉS
19 de Mayo de 2024
EVANGELIO: Juan 15, 26-27;16, 12-15
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga el Paráclito, que os enviaré desde el Padre, el Espíritu de la verdad, que procede del Padre, él dará testimonio de mí; y también vosotros daréis testimonio, porque desde el principio estáis conmigo.
Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir. Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».
COMENTARIO A LA PALABRA
Para el pueblo judío, Pentecostés se celebra cincuenta días después de la Pascua. Recuerda el momento en que Dios entregó los Diez Mandamientos a Moisés y los primeros frutos de la tierra se entregaban a Dios en ofrenda. En la fiesta de Pentecostés, los discípulos estaban juntos, en oración, como Jesús se lo había mandado, cuando Dios hizo descender no los diez mandamientos, sino a sí mismo, en su tercera Persona, el Espíritu Santo, en forma de fuego. Esta es desde entonces la presencia permanente de Dios ENTRE nosotros, y EN nosotros. Desde nuestro bautismo, somos Templos del Espíritu Santo, que actúa en nosotros a través de sus dones.
Siete son los dones del Espíritu Santo. La Iglesia los ha identificado en los que serían depositados en el Mesías, según la profecía de Isaías 11, 2, y actúan en la inteligencia y en la voluntad, para que podamos sentir conforme a Dios, pensar conforme a Dios y querer conforme a Dios:
- Sabiduría à Es el don que eleva el corazón hacia las cosas de arriba, purificándonos de todos los afectos terrenales y dándonos a gustar, a “saborear” las cosas divinas.
- Inteligencia (o entendimiento) à Nos otorga una luz especial para abrirnos el sentido más profundo de las Escrituras y de las verdades de la fe. Nos permite contemplar el conjunto de la revelación con una armoniosa belleza.
- Ciencia à Permite juzgar rectamente de todo lo que ha sido creado por Dios para el servicio del hombre y para gloria de Dios. Permite ver las realidades temporales con los ojos de Dios, de manera que las criaturas no nos aparten del creador, sino que nos eleven hacia Él.
- Consejo à Nos permite intuir con facilidad y prontitud en las distintas circunstancias de la vida lo que es voluntad de Dios, lo que Dios quiere de mí; también actúa para poder aconsejar al prójimo en la conducta práctica.
- Fortaleza à Incide en la voluntad, robustece el alma para obrar con una confianza invencible, llegando a superar los mayores peligros y resistiendo las dificultades que puedan surgir para alcanzar un bien.
- Piedad à Nos da un afecto filial hacia Dios, considerado como Padre; y acrecienta el sentimiento de fraternidad universal para con todos los hombres, percibiéndolos como hermanos nuestros, hijos del mismo Padre.
- Temor de Dios à Nos da un gran sentido reverencial hacia la majestad de Dios. Nos permite alcanzar docilidad para apartarnos del pecado y entrar en la voluntad de Dios con gran confianza en su amor.
Debemos caer en la cuenta que, por el Espíritu que nos habita, estamos POSEÍDOS por Dios, y tenemos un poder y una fuerza de la que pocas veces nos aprovechamos. Invoquemos al Espíritu Santo con frecuencia, en las distintas circunstancias de la vida, para que sea Él quien ilumine nuestra mente y fortalezca nuestra voluntad en el camino de la fe. ¡VEN, ESPÍRITU SANTO!
Meditación
“Mientras Cristo convivió visiblemente con los suyos, éstos experimentaban —según es mi opinión— su protección continua; mas, cuando llegó el tiempo en que tenía que subir al Padre celestial, entonces fue necesario que siguiera presente, en medio de sus seguidores, por el Espíritu; y que este Espíritu habitara en nuestros corazones, para que nosotros, teniéndolo en nuestro interior, exclamáramos confiadamente: «Padre», y nos sintiéramos con fuerza para la práctica de las virtudes y, además, poderosos e invencibles frente a las acometidas del demonio y las persecuciones de los hombres, por la posesión del Espíritu que todo lo puede”. (San Cirilo de Alejandría)
ORACIÓN
¡¡¡VEN, ESPÍRITU SANTO!!!
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