XXIX DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
– CICLO A –
22 de Octubre de 2023
Evangelio: Mt 22,15-21
Entonces se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta.
Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?».
Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
COMENTARIO A LA PALABRA
Estamos ya en los últimos domingos del año litúrgico y las lecturas de hoy nos van revelando a Jesús como rey de la historia y de nuestras vidas. Dios dirige sus planes por encima de Ciro, rey de Persia (1ª lectura) o del César, emperador de Roma (evangelio). Las pretensiones arrogantes de los poderes de este mundo no suplantan el señorío de Dios.
El evangelio de hoy transcurre en los últimos días de Jesús. El rechazo a su mensaje va creciendo en algunos sectores judíos de Jerusalén y su final trágico se va acercando.
Después de escuchar la parábola de los viñadores homicidas, los fariseos se vieron desenmascarados de su mentira y no quisieron ya acercarse a Jesús; por eso envían a unos discípulos suyos, junto con unos herodianos, es decir, simpatizantes del poder romano, para tratar de cazarlo sobre la polémica cuestión del tributo al César.
Comienzan elogiando a Jesús con buenas palabras y muy ciertas, pero el problema estaba en que ellos no las creían. Después viene la pregunta, que comprometía el mensaje y la actuación del Maestro porque la gente estaba muy descontenta con el tributo que tenía que pagar al César y si Jesús respondía afirmativamente, suscitaría una reacción muy adversa en el pueblo. Pero si respondía negativamente podían acusarle de sedición ante el gobernador.
Cuando Jesús comprende la trampa les dice: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis?» No se acobarda y llama al pecado por su nombre. Es lo que debemos hacer los cristianos cuando nos acorralen y nos quieran quitar el derecho de alabar a Dios.
Después, con un toque de humor, les manda mostrar una moneda del impuesto. Si ya negociaban con ellas, estaban reconociendo la potestad del César y si se estaban aprovechando de los bienes del Imperio, no sería cierto decir que se están rebelando contra la dominación romana. El problema no está en el poder temporal, sino en quien decidas tú que sea tu rey. ¿Quién quieres que gobierne tu vida? No esperemos a que las circunstancias sean favorables al evangelio, a través del sufrimiento Dios está obrando.
Y para aclarar una poco más el asunto, añade: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». Jesús acepta el poder constituido, pero sin rebasar sus límites. Las responsabilidades civiles no deben impedir ni suplantar las responsabilidades que conllevan la fe; ni éstas las de aquéllas.
Demos pues al César lo que le pertenece y a Dios nuestro corazón.
¡Nuestra alabanza es para el Rey de reyes!
MEDITACIÓN
“¿Por qué escondéis el engaño en el corazón? ¿Por qué mostráis la imagen del César a vuestro Creador, y la de él la borráis de vuestro corazón? (…) El César busca su imagen, ¡devolvédsela! Dios busca la suya, ¡devolvédsela! Que el César no pierda su moneda por causa vuestra; que Dios no vaya a perder la suya que está en vosotros” (San Agustín. Com. Sal. 57. 3.11).
ORACIÓN
“Digno es el Cordero degollado de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría, la
fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.” (Ap 5,12).
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