IV DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
18 de diciembre de 2022
COMENTARIO A LA PALABRA
Comenzamos la cuarta semana del tiempo de Adviento, los últimos días de preparación para la Solemnidad de la Natividad del Señor, que, como cantamos, ¡ya viene, ya se acerca, Él es nuestra salvación!
La primera lectura recoge la profecía de Isaías sobre la venida del Enmanuel, de “Dios-con-nosotros”. Profetiza que Dios va a hacerse hijo de una virgen para estar con nosotros. Esta es la señal que Dios promete por boca de este profeta y como es fiel, lo cumplirá. ¡Y lo cumplió! Pero prestemos atención. ¿Cuándo lo prometió? Poco después de que el rey Acaz subiera al trono en el año 736 a.C. ¿Y cuándo Dios cumplió su promesa? Más de 700 años después, con la venida de Jesucristo, Dios y hombre verdadero. ¡Siete siglos después! ¡Cuántas generaciones lo esperaron, lo desearon! ¡Cuántos pudieron pensar: “¿se habrá olvidado Dios de su promesa?”! Pidámosle al Señor la sabiduría de aprender a esperar, el don de saber esperar.
La primera lectura nos presenta la promesa y San Pablo en la segunda lectura afirma su cumplimiento en la persona de Jesucristo, nuestro Señor, para que todos nosotros también “respondamos a la fe para gloria de su nombre”. Este último domingo de Adviento viene a recordarnos que si hemos recibido la buena Noticia del Evangelio de Dios (si sabemos qué es lo que estamos esperando en este tiempo y qué vamos a celebrar en la Navidad), estamos llamados a responder a la fe para gloria de su nombre.
Ejemplo de ello nos lo da San José en el Evangelio. Tras el sueño que tuvo, esto es lo que hizo él. Escuchemos la Palabra de Dios, aprendamos de este hombre justo, bueno, obediente. Ante las palabras casi increíbles del ángel del Señor, José escuchó, cambió de planes, “hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer”. Escuchó y dio una respuesta de fe. “Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta”. Y es que Dios no se olvida de sus promesas, las lleva siempre a cumplimiento.
¿Qué sentido tendrán tantas luces, villancicos y turrones, sin que demos ya, ahora, cada día, tú y yo, una respuesta profunda y sincera de fe a Dios para acoger a Jesucristo como el Rey y Señor de nuestras vidas? Oremos cada día de esta semana con las Antífonas de la O que nos regala la tradición de la Iglesia y que presentamos en la Oración final.
¡Gracias, Dios Padre todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, porque has querido ser “Dios-con-nosotros” en tu Hijo amado, nuestro Señor Jesucristo! ¡Abre nuestros corazones con tu Espíritu Santo para dar una respuesta de fe para gloria de tu nombre!
MEDITACIÓN
“La fe que Jesús exige desde el comienzo de su actividad y que constantemente exigirá, es un impulso de confianza y de abandono, por el cual el hombre renuncia a apoyarse en sus pensamientos y sus fuerzas, para abandonarse a la palabra y al poder de aquel en quien cree. La fe, cuando es fuerte, obra maravillas, lo consigue todo.” (Nota Biblia de Jerusalén Mt 8,10).
ORACIÓN
17 de Diciembre:
Oh, Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo, abarcando del uno al otro confín, y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.
18 de Diciembre:
Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel, que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente y en el Sinaí le diste tu ley:
ven a librarnos con el poder de tu brazo.
19 de Diciembre:
Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos; ante quien los reyes enmudecen, y cuyo auxilio imploran las naciones: ven a librarnos, no tardes más.
20 de Diciembre:
Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel; que abres y nadie puede cerrar; cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
21 de Diciembre:
Oh Sol que naces de lo alto, Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia: ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
22 de Diciembre:
Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos, Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:
ven y salva al hombre, que formaste del barro de la tierra.
23 de Diciembre:
Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro, esperanza de las naciones y salvador de los pueblos: ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.
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