DOMINGO XIV DEL TIEMPO ORDINARIO-Ciclo A
9 de julio de 2023
Evangelio: Mt 11,25-30
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.
COMENTARIO A LA PALABRA
Una vez concluido el discurso apostólico que escuchamos los domingos precedentes, según el evangelista San Mateo y seguido del reproche de Jesús a las ciudades del Lago de Genesaret, donde había hecho tantos milagros, el evangelista recoge una oración espontánea de Jesús.
En continuidad con la oración del Magníficat, donde se dice que el Señor “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes” (Lc 1,52), Jesús exclama con gran admiración que el Padre esconde la sabiduría del reino a los “letrados y entendidos” y se las revela “a la gente sencilla”. Además, así lo quiere Dios, y “nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquél a quien el Hijo se lo quiera revelar”. Jesús nos está comunicando que él es el único revelador del Padre. Tiene una conciencia clara de sí mismo y de su dignidad de Hijo con unas relaciones filiales únicas e inefables. Esto nos aclara mucho sobre la virtud de la humildad que él mismo nos enseña, pues nos invita, al final del evangelio de hoy, a “cargar con su yugo” y a “aprender de él, que es manso y humilde de corazón”.
¿Por qué nos habla Jesús de aprender su mansedumbre y su humildad? Porque la humildad obra hacia dentro, mientras que la mansedumbre, trata de ni imponerse, obrando así desde fuera.
¿Y cómo compagina ambas virtudes con su realeza?
Lo vemos prefigurado en la primera lectura, donde el profeta Zacarías nos describe al Mesías Rey con un oráculo jubiloso y entusiasta, que invita a la alegría mesiánica. Un Rey salvador, que es humilde y manso. Un rey que escoge un burro, en vez de un caballo, para entrar triunfante en la ciudad santa. Un rey que entra sin boato y sin guardia de honor. Un rey que es aclamado por los niños y los pequeños, y cuya humildad y mansedumbre no logran convencer a los sabios. Un rey que busca unirse a nosotros en la debilidad, que nos muestra sus llagas para curar nuestras heridas. Un rey que nos ayuda “desde dentro de nosotros mismos” a llevar su carga, a cumplir con ligereza sus mandatos.
¡Acerquémonos pues, a ese Rey compasivo y encontraremos descanso en nuestras fatigas y agobios!
MEDITACIÓN
“Hoy Él dice a cada uno: « ¡Ánimo, no te rindas ante los pesos de la vida, no te cierres ante los miedos y los pecados, sino ven a mí!». Él nos espera, nos espera siempre, no para resolvernos mágicamente los problemas, sino para hacernos fuertes en nuestros problemas. Jesús no nos quita los pesos de la vida, sino la angustia del corazón; no nos quita la cruz, sino que la lleva con nosotros. Y con Él cada peso se hace ligero (cf. v. 30) porque Él es el descanso que buscamos. Cuando en la vida entra Jesús, llega la paz, la que permanece en las pruebas, en los sufrimientos. Vayamos a Jesús, démosle nuestro tiempo, encontrémosle cada día en la oración, en un diálogo confiado y personal; familiaricemos con su Palabra, redescubramos sin miedo su perdón, saciémonos con su Pan de vida: nos sentiremos amados y consolados por Él”. (Papa Francisco. Ángelus 09-07-2017).
ORACIÓN:
Te alabo y te bendigo
Señor de cielo y tierra,
que tus dones ocultas
a la gente soberbia,
mientras que a los humildes
con gusto te revelas.
No con grandes portentos
tu ley nos manifiestas;
sencillez y mansedumbre,
nuestro Rey nos enseña.
Conquista corazones,
a los que se le acercan.
Todo me ha sido dado
y todo lo he entregado.
Venid los agobiados,
que en Mí tenéis descanso.
Cargaos con mi yugo,
veréis que no es pesado.
Los sencillos y mansos,
son bienaventurados.
Los que mucho se afanan,
andarán preocupados.
Abrazad vuestra cruz,
¡será un peso liviano!
One comment on ““Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón””
Eva Victoria Kostal
Hermoso Evangelio en donde Dios me dice ánimo Eva venid a mi si estás casada y agobiada que yo te haré descansar.
Veo como Dios para mi es un Padre amoroso, que me ofrece sus brazos para que yo me refugie en el todos los días por medio de sus palabras🙏