DOMINGO V TIEMPO ORDINARIO- ciclo C
10 de febrero de 2019
COMENTARIO A LA PALABRA
Continuamos con el Evangelio de san Lucas en la llamada de los primeros discípulos de Jesús. En los domingos anteriores Jesús había ido a Nazaret para iniciar su misión evangelizadora partiendo de la lectura del profeta Isaías, proclamada en la sinagoga donde se había criado.
El rechazo de sus compatriotas fue notable, pero no le impidió continuar con su misión, y ahora se dirige al lago de Genesaret. La gente se agolpaba a su alrededor y él preveía la necesidad de colaboración por parte de sus discípulos, a quienes pensaba convertir en pescadores de hombres.
Jesús, tomando como cátedra la barca de Simón, se puso a enseñar. No es la primera vez que utiliza este “púlpito” para predicar; cuando nos mostró la parábola de la semilla, lo hizo también desde una barca; esta vez ha escogido la de Simón.
Después Jesús les ordena remar “mar adentro” a pleno día y tras la decepción de haber estado toda la noche bregando y no haber conseguido nada. Sin Jesús, nuestros esfuerzos son inútiles, y por muy diestros que seamos en nuestros oficios, siempre hay algo que se nos escapa. Cuando queremos tener todo contado, pesado y medido, desperdiciamos la oportunidad de abrirnos a la vida. Todos hemos tenido experiencias de asombro como la de Simón, donde nuestros cálculos se quedan pequeños frente a la grandeza que ofrece Dios.
Ser pescadores es un oficio necesario para la subsistencia de una familia, pero ser pescadores de hombres es necesario para el mantenimiento espiritual de muchas familias. Aquí el Señor multiplica los peces para que todos queden satisfechos.
MEDITACIÓN
La barca de la Iglesia es sin duda ámbito de salvación, pero no sólo para los que están en ella, sino también para los que están fuera de ella.
Resulta inconcebible una vocación cristiana sin dimensión apostólica, sin dinamismo misionero, sin decisión de comunicar a los otros el mensaje que es de salvación para todos.
Y nosotros: ¿nos creemos seguros por estar en la barca de la Iglesia o nos dejamos asombrar por el poder incalculable de Dios, capaz de volver nuestra vida al revés?
ORACIÓN
Próximos a Jesús las dos barcas llenaron
la gente se agolpó; y Pedro se asombró:
buscó para enseñar -“Apártate de mí,
la barca de Simón. que soy un pecador”.
-“Adéntrate en el mar” -Confía en mí, no temas:
ordenó al pescador, sé humilde servidor.
De noche trabajamos, Tu vida es ahora,
más confío en tu voz. de hombres pescador.
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