VIII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO C
3 de Marzo de 2019
EVANGELIO: Lc 6,39-45
«Les dijo también una parábola: «¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro. ¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano. Pues no hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.»
COMENTARIO A LA PALABRA
En este último domingo del tiempo ordinario antes de la Cuaresma estamos siguiendo a Jesús en su misión: propagar el Reino del amor de Dios.
Hoy el evangelista quiere llevarnos al seguimiento verdadero de Cristo. Nos enseña a Jesús, MAESTRO, dando a conocer una parábola más a sus discípulos.
De ella podríamos sacar muchas enseñanzas, incluso interpretarla de la manera que nos conviene, a nuestro gusto. Pero Jesús toca nuestro ser y nos invita a comprender y asumir, desde Él, un nuevo estilo de vida: ser quienes somos, ser transparentes, actuar con coherencia, andar contra la corriente, pues sabemos que el paradigma puesto por Jesús no se basa ni tampoco se encuadra con lo que se nos presenta en la sociedad actual.
Por medio de sus palabras Jesús muestra la realidad humana, la ceguera que deriva en hipocresía, pero no nos deja ahí sino que también nos indica cómo seguir adelante: fijándonos en ÉL, nuestro maestro y buscar el autoconocimiento; conocerse a si mismo para luego saber hacer camino con los demás y ayudarnos, sin prejuicios, como verdaderos discípulos.
El hombre es lo que es, un misterio en sí mismo. Dios es el único que tiene acceso a su corazón, pero el hombre manifiesta lo que es en su modo de actuar; es decir, a través de las palabras y acciones revela lo que lleva en el corazón.
Por ello Jesús usa figuras en su enseñanza, dándonos a entender lo que es la verdad y la bondad, y además dónde podemos encontrarlas.
Le pedimos hoy al Señor, que nos abra los ojos a la fe, para que podamos ponernos en sus brazos, confiar y entregar toda nuestra vida a Él. Y que Él, como buen maestro, use de su bondad para con nosotros y nosotros, siendo su reflejo, actuemos en la bondad.
MEDITACIÓN
«Hoy vemos que la perseverancia en esa lucha por lograr unirse cada vez más a la voluntad de Dios, pues en ello estriba la verdadera perfección, tiene un premio. Qué hermoso programa el seguir a Cristo buscando hacer felices a los que viven a nuestro lado si pensar en nosotros mismos y a la vez cuánta fuerza de voluntad y cuánta abnegación nos exige y qué premio grande nos conquista para el cielo.» (Papa Francisco, 23 de junio de 2014)
ORACIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que, meditando siempre las realidades espirituales, cumplamos, de palabra y de obra, lo que a ti te complace. Por Nuestro Señor Jesús Cristo. Amén (Oración colecta, VII Domingo del Tiempo ordinario)
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