
DOMINGO XXIX DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
18 de octubre de 2020
Evangelio: Mt 22,15-21
Entonces se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos partidarios de Herodes, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?». Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. El les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».
Comentario a la Palabra
En el Evangelio de hoy, narrado por San Mateo, tenemos a Jesús y a todos los involucrados en el sistema Político-Social de la época, los que «supuestamente» luchaban por la libertad y dignidad del hombre, del pueblo de Israel.
Los fariseos y herodianos buscan a Jesús a fin de comprometerlo, a él y a su Mesianismo. Ante la astucia de ellos Dios sale vencedor: ¡con el astuto Tú eres sagaz! Pues, los hijos de las tinieblas son más astutos que los hijos de la luz.
Jesús actúa con la verdad, con la coherencia y con la justicia, en su boca no hay engaño. La respuesta de Jesús está colmada de sabiduría. Él, iluminado por el Espíritu, calla a todos los que querían atraparle y además expone, a través de sus palabras, otro tipo de liberación.
La Palabra de Dios es viva y eficaz, es Vida en nuestro quehacer cotidiano. La de hoy tiene que ver con la realidad que vivimos: mientras caminamos aquí en esta tierra, anhelamos el cielo. Como ciudadanos somos portadores de derecho y también tenemos que cumplir con nuestros deberes.
Por lo tanto, Jesús nos da la clave: «Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios». O sea, ante las exigencias del mundo se hace necesario actuar con sensatez, con lealtad, con ecuanimidad, hace falta que pongamos cada cosa en su sitio. Y lo más importante: poner a Dios en el centro de nuestras vidas. Nuestra fuerza y nuestro poder es el Señor, somos imágenes y semejanza suya, fuimos ungidos y sellados para vivir por él y sirviéndole en los hermanos. No hay otro Dios fuera de él, como bien nos enseña la primera lectura de hoy.
El Señor nos lleva de la mano, nos orienta, sabe de qué estamos hechos, y con la fuerza de su Espíritu nos impulsa a entregarle todo nuestro ser, a luchar por todo lo que va contra la dignidad humana, a no apartarnos de las cosas temporales y tampoco dejarnos llevar por ellas.
Jesús es la clave para superar los obstáculos en nuestra sociedad actual, reconociendo en él a Dios como nuestro creador y redentor, nuestro origen y el destino de todo hombre. Y sabiendo que el poder temporal (César) pasa y el de Dios es eterno (Catecismo de la Iglesia Católica nº 2244).
Con todo, guardemos en el corazón las palabras de los fariseos, aunque han sido pronunciadas de manera engañosa:”Maestro sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias”.
Al fin y al cabo esta es la gran verdad y el rumbo que debemos seguir: Jesucristo; Camino, Verdad y Vida. Que el Espíritu Santo nos conduzca hacia él.
Meditación
Las Palabras de Jesús pueden y deben desconcertarnos, pueden hacer que nos cuestionemos acerca de lo que llevamos en nuestro corazón.
¡Pregúntate! y busca la respuesta en Cristo:
-¿A quién pertenezco, yo y todo mi ser?
-¿Qué es lo que tengo que dar a Dios?
-¿Dios es el único en mi vida, o hay otros dioses?
-¿Quién tiene el poder y el dominio en mis decisiones?
Oración
Dios todopoderoso y eterno, te pedimos entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén. (Oración colecta, XIX domingo del Tiempo Ordinario)
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