XVI DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO A
23 de julio de 2023
Evangelio: Mt 13, 24-43
Les propuso otra parábola: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntan: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».
Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga.
COMENTARIO A LA PALABRA
Hace unos días Jesús nos dijo, orando al Padre: “Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños” (Mt 11,25). ¡Esto es! Para que entendamos las palabras de Jesús uno tiene que hacerse pequeño, sencillo y fiarse de Él. Esta es la clave para que comprendamos y aceptemos el proyecto del Señor en nuestras vidas.
Hoy San Mateo, una vez más, nos muestra a Jesús en su enseñanza: ”el reino de los cielos se parece…” Jesús sigue con el discurso en parábolas a fin de que la gente entienda en qué consiste el reino de los cielos.
Se nota, de manera particular por parte de sus discípulos, que hay una búsqueda de comprensión frente a lo que les dice Jesús. Quizá haya pasado lo mismo con nosotros al oír las palabras de Jesús, y está bien acordarnos de san Pablo cuando nos dice en la segunda lectura que es el Espíritu quien acude en ayuda de nuestra debilidad, que es el Espíritu el que intercede por nosotros y escruta nuestros corazones.
A pesar de todo, es verdad que hay momentos en nuestra vida que no lo entendemos, que somos incapaces de distinguir, de discernir. Por ello necesitamos la sabiduría que viene de lo alto, “de Aquel que juzga con moderación y nos gobierna con mucha indulgencia”, como afirma el libro de la Sabiduría en la 1ª lectura.
Jesús se centra en la parábola del trigo y la cizaña para enseñar a los discípulos acerca del reino de los cielos. El reino está dentro de nosotros, somos muy importantes para Dios.
El hombre lleva dentro de sí dos realidades antagónicas: el bien, representado hoy en el evangelio por el trigo y el mal, representado por la cizaña. Como seguidores de Cristo necesitamos vivir en la convicción de estas realidades y pedir al Espíritu Santo que nos conceda discernimiento para llevar a cabo la obra del Señor y ser útiles a todos los que nos rodean.
Todo esto nos concierne y nos lleva a pensar: debemos luchar siempre por el bien, y con mucha humildad y sencillez acoger la revelación de Dios (Jesucristo) que quiere que todos lleguen al conocimiento de la verdad, que es el propio Dios. Pidamos al Espíritu Santo que nos ilumine con su luz.
MEDITACIÓN
¿Cómo adquirir sabiduría?
“Confía en el Señor con toda el alma, no te fíes de tu propia inteligencia; cuenta con él cuando actúes, y él te facilitará las cosas; no te las des de sabio, teme al Señor y evita el mal”.(Pr.3,5-7)
ORACIÓN
“Señor, infunde en nuestras almas la claridad de tu luz, y, pues con tu sabiduría nos has creado y con tu providencia nos gobiernas, haz que nuestro vivir y nuestro obrar estén del todo consagrados a ti. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén”. (Oración de laudes, miércoles de la III semana del Tiempo Ordinario)
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