PASCUA DE RESURRECCIÓN
20 de Abril de 2025
Evangelio: Mc 13, 24-32
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
COMENTARIO A LA PALABRA
Algo nuevo está brotando, ¿no lo notáis? (Is 43, 19) Una vida nueva, nacida no de sangre, ni de deseo de carne, ni de deseo de hombre, sino nacida de deseo de Dios (cf. Jn 1,13) Un nuevo éxodo comienza, torrentes de gracia que se desbordan, como niños recién nacidos, nos quedamos sin palabras. DIOS NOS HA DESCOLOCADO.
Queríamos un salvador a nuestra medida, que arrasase violentamente con nuestros enemigos, pero se nos ha dado un Salvador, Príncipe de la Paz que, como un cordero manso, fue llevado al matadero.
Pensábamos cómo removeríamos la piedra, cómo solucionaríamos un obstáculo, y se han abierto nuevas opciones; queríamos ir, como María Magdalena, con nuestro ardiente amor, a embalsamar el Cuerpo Santo del Maestro, pero ya no está.
Esperábamos cargar con nuestras culpas, quedarnos encerrados en lamentos, atormentados por nuestros errores, postrados por el fracaso y la decepción, pero nos ha llegado la mejor noticia que nos levanta y nos hace correr.
¿Pero quién es este, que siendo el protagonista de la fiesta parece ausente? ¿Porqué no está donde lo hemos dejado?
Este es Jesucristo, Dios y hombre verdadero, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo (cf. Hch 10, 38). El que existía antes de los siglos y se hizo carne en las entrañas de la Virgen María; el adorado por pastores y reyes, el exiliado a Egipto, el que creció en Nazaret con sus padres y estuvo sujeto a ellos hasta que, en el tiempo oportuno, fue bautizado en el Jordán por Juan y se manifestó a su pueblo; el que fue empujado al desierto, donde fue tentado y venció. El que escogió a discípulos para que estuvieran con Él y enviarlos a predicar (cf. Mc 3, 14-15a).
Es el que acogió a pobres y marginados, curó enfermos y resucitó muertos. Quien camino, firme, hacia Jerusalén sabiendo que lo iban a matar. Allí lo recibieron con palmas y olivos, pero lo mataron en medio de insultos y salivazos.
Pero a Él no le quitaron la vida, sino que la entregó libremente y Dios Padre LO RESUCITÓ de entre los muertos. Después se apareció a miles de hermanos (cf. 1Cor 15, 6), con los que comió y bebió.
Jesucristo, Dios y hombre verdadero. ÉL ES. Es Vida, Luz, Salvación, Sabiduría, Camino, Verdad.
Sí, es verdad, nuestro Dios VIVE. Teníamos unos planes para Él, pero nos ha descolocado. Entonces, ¿qué haremos? Levantémonos; acudamos a Él; no temamos enfrentar, con Él, nuestros “sepulcros”; vivamos esa VIDA NUEVA que hemos recibido en el Bautismo, esa VIDA DIVINA, VIDA HUMANA, VIDA PLENA.
¡CRISTO HA RESUCITADO! ¡ALELUTA, ALELUYA!
ORACIÓN Y MEDITACIÓN
Ofrezcan los cristianos
ofrendas de alabanza
a gloria de la Víctima
propicia de la Pascua.
Cordero sin pecado
que a las ovejas salva,
a Dios y a los culpables
unió con nueva alianza.
Lucharon vida y muerte
en singular batalla
y, muerto el que es la Vida,
triunfante se levanta.
¿Qué has visto de camino,
María, en la mañana?
A mi Señor glorioso,
la tumba abandonada,
los ángeles testigos,
sudarios y mortaja.
¡Resucitó de veras
mi amor y mi esperanza!
Venid a Galilea,
allí el Señor aguarda;
allí veréis los suyos
la gloria de la Pascua.
Primicia de los muertos,
sabemos por tu gracia
que estás resucitado;
la muerte en ti no manda.
Rey vencedor, apiádate
de la miseria humana
y da a tus fieles parte
en tu victoria santa.
Secuencia de Pascua
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