DOMINGO VI PASCUA – CICLO C
25 de mayo de 2025
EVANGELIO: Juan 14, 23-29.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «El que me ama, guardará mi palabra. Y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama, no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Os he hablado ahora que estoy a vuestro lado; pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.
La paz os dejo, mi paz os doy. No os la doy como la da el mundo. Que no tiemble vuestro corazón ni se acobarde. Me habéis oído decir: “Me voy y vuelvo a vuestro lado”. Si me amarais os alegraríais de que vaya al Padre, porque el Padre es más que yo. Os lo he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, sigáis creyendo.
COMENTARIO A LA PALABRA
En este domingo, la liturgia ya nos va preparando para la venida del Espíritu Santo.
Continuamos con los discursos íntimos de Jesús, recogidos por el evangelista Juan, durante la última cena.
El domingo pasado nos dejó el mandato del amor, que va a ser el distintivo de sus discípulos. Ahora nos comunica el tesoro de guardar esta palabra en el corazón para poder recibir a tan nobles huéspedes, que serán los que nos transmitan su paz y su amor, en las situaciones difíciles y complicadas por las que tenemos que pasar.
Para que Jesús haga morada en nuestro interior, hemos de recibirlo e implorar continuamente su venida. Él no vendrá solo, viene con el Padre, que es el autor de las palabras que nos comunica, como nos cuenta el evangelio de hoy. Y también, con el Espíritu Santo, que será el que nos lo enseñe todo y el que nos irá recordando lo que nos ha dicho Él.
Jesús se está revelando a sus discípulos, pero aún no se ha revelado del todo. Les ha hablado de persecuciones, de incomprensiones y de padecimientos del Hijo del Hombre y, como el discípulo no es más que su maestro (Mt 10, 24), Jesús les está preparando, “para que, cuando suceda, sigan creyendo” (Jn 14, 29).
La paz que nos da Jesús es lo que experimentamos en cada Eucaristía: “La paz os dejo, mi paz os doy, no tengas en cuenta nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia, y conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad.” (Rito de la paz). No es la paz del mundo: una tregua entre guerras o la realización de un proyecto sin que nadie me moleste… la paz que nos da Jesús es la de una vida abundante; y sólo el que tiene vida eterna dentro de sí, puede amar al hermano que le está molestando, al que no le comprende, al que le persigue a muerte.
Preparemos ya desde ahora la morada de las divinas personas y no cesemos de custodiar su Palabra, de amarla, de adorarla y de dar testimonio.
MEDITACIÓN
“Así como Jesucristo predicaba, así ahora el Espíritu Santo predica; así como enseñaba, así el Espíritu Santo enseña; así como Cristo consolaba, el Espíritu Santo consuela y alegra. ¿Qué pides? ¿Qué buscas? ¿Qué quieres más? ¡Que tengas tú dentro de ti un consejero, un administrador, uno que te guíe, que te aconseje, que te esfuerce, que te encamine, que te acompañe en todo y por todo! Finalmente, si no pierdes la gracia, andará tan a tu lado, que nada puedas hacer, ni decir, ni pensar que no pase por su mano y santo consejo. Será tu amigo fiel y verdadero; jamás te dejará si tú no le dejas”. (San Juan de Ávila).
ORACIÓN
¡Ven Espíritu Santo! Es amor renovado;
guía tú mi camino, también amor eterno.
según nos enseñó Parece siempre el mismo
Jesús, el fiel amigo. y cada día es nuevo.
Camino del amor: Se va purificando:
“un mandamiento vivo” “Mi Espíritu es Fuego”;
¿Cómo lo guardaré, ¡No os voy a dejar huérfanos!
si no vienes conmigo? Escucha el mandamiento:
El arte del amor: Mi Padre mora en Ti.
¿no es un bien adquirido? ¡Recíbenos adentro!
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