DOMINGO V del Tiempo Ordinario – Ciclo C
9 de Enero de 2025
EVANGELIO: Lc 5, 1-11
“En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».
Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».
Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».
Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron”.
COMENTARIO A LA PALABRA
En cada una de las lecturas de este domingo nos encontramos con un relato vocacional: el de Isaías, el de San Pablo y el de San Pedro. ¡Qué asombroso es tomar conciencia de que el mismo Dios que tomó la iniciativa de salir al encuentro de estos tres grandes hombres y referentes en la Sagrada Escritura, y por tanto, en la vida de tantos cristianos a lo largo de siglos y siglos, es el mismo que ha puesto en ti y en mí sus ojos! Es Él el que te ha llamado, te ha buscado, ha dado su vida por ti para hacer de tu vida una vida nueva, y el que te está preparando una morada eterna en el cielo. ¡Qué hermoso sería que cada día dediques unos minutos en silencio para pararte en su Presencia y redescubrir esta Buena Noticia!
Hoy, en cada instante Él te está llamando, hablando, sosteniendo, amando hasta el extremo, entregándote su mismo Espíritu y enviando a tus hermanos para que les transmitas lo que gratis has recibido, como Isaías, San Pablo, San Pedro, Nuestro Padre Sto. Domingo de Guzmán, etc, etc…
¿Por qué quiere hablarte? ¿Para qué? ¿Por qué te llama? ¿Para quién te llama?¡Qué enriquecedor es dedicar tiempo a lo importante, a aquello que nunca se nos será arrebatado! Por ello te invitamos: ¡párate, siéntate un rato en silencio cada día! Invoca al Espíritu Santo. Lee despacio y varias veces el Evangelio, las lecturas de este domingo. Después medítalo, ora con esta Palabra y contémplala. Tras hacer esto mismo nosotras, hemos contemplado en cada una de las lecturas (y otras que tienen relación con ellas) una secuencia de acciones que describen el “estilo”, la “pedagogía”, el “modo” con el que Dios se nos revela, se hace presente en nuestras vidas, también hoy:
1º) Dios habla, es Él el que toma la iniciativa e inicia un diálogo. Es Dios quien elige y llama.
2º) Dice algo a una persona concreta, que precisamente está en una situación de inferioridad, de necesidad, de fragilidad, de pecado: “¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros…”; “Yo soy el menor de los apóstoles y no soy digno de ser llamado apóstol, porque he perseguido a la Iglesia de Dios”; “Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada… apártate de mí, que soy un hombre pecador”.
3º) Dios le habla con una intencionalidad concreta que Él bien conoce.
4º) ¿Qué le dice? Ante su debilidad, una buena noticia, un anuncio, una verdad, una invitación: “ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado”; “Soy Jesús, a quien tú persigues”; “Rema mar adentro…”
5º) El hombre escucha su palabra, sorprendido, desconcertado.
6º) Y con una actitud de confianza responde a ella, obedece, cree y actúa en consecuencia.
7º) Dios ve su respuesta y le responde, lo envía a otras personas para que sean ellos mismos los que transmitan esa Buena Noticia que han recibido.
MEDITACIÓN
*** ¿Para quién soy? ¿Por qué me llama Dios? ¿Le escucho? ¿Cómo le respondo? ¿A qué me envía? ¿Cuál es mi necesidad/fragilidad/debilidad, cómo la vivo y qué tiene que ver con la llamada que Dios me hace? ¿Soy yo el que quiere llevar las riendas de mi propia vida, y a mi manera? ¿Qué ocurriría si dejo al Señor que sea Él el que las lleve?
“Toda la renovación de la Iglesia consiste esencialmente en el aumento de la fidelidad a su vocación”
(Papa Francisco, Evangelii Gaudium 26)
“Queremos hacer una propuesta fuerte de comunión en la Iglesia, toda ella “asamblea de llamados”: cultivar la vida como vocación para que surja “una cultura vocacional”.
(Servicio de Pastoral Vocacional de la Conferencia Episcopal Española)
ORACIÓN
“Rema mar adentro y echad vuestras redes para la pesca” (Lc 5, 4)
«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».
(Mt 9,37)
«¡Señor, dame lo que me pides y pídeme lo que quieras!”
(San Agustín)
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