Solemnidad de Nuestra Señora de la Piedad
15 de septiembre 2024
EVANGELIO: Juan 19,25-27
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás, y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y junto a ella al discípulo al que amaba, dijo a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo». Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre». Y desde aquella hora, el discípulo la recibió como algo propio.
COMENTARIO A LA PALABRA
Celebramos hoy el día de nuestra patrona, la Virgen de la Piedad o la Virgen de los Dolores.
En esta celebración recordamos uno de los siete dolores por los que ha pasado la Virgen María en su misión en la tierra: el dolor al ver a su Hijo amado en la cruz.
San Juan es el único evangelista que resalta la presencia de la madre al pie de la cruz. Con este detalle él nos enseña el camino que todo cristiano está llamado a seguir ante el sufrimiento y el dolor: JESUCRISTO.
Toda nuestra vida tiene que llevarnos a Cristo, pues ya sabemos que él es el camino, la verdad y la vida (Jn 14,6). Además las palabras del evangelista nos invitan a la contemplación, a PERMANECER, a estar con Jesús, pase lo que pase.
Hoy lo que se destaca en la liturgia es el sentimiento de dolor de la madre ante el sufrimiento del Hijo. Un profundo dolor en su corazón y un inmenso amor de madre que se une a los padecimientos de su Hijo en la cruz; y al unirse, en este momento, la tenemos nosotros como corredentora.
María no deja a Jesús solo, sino que lo acompaña desde el anuncio hecho por el ángel hasta el momento de la cruz, ella es su seguidora fiel. María simplemente permanece, está a los pies de la cruz y nos hace recordar que, ante las adversidades de la vida o en los momentos de dolor y sufrimiento, es en Jesús en quien tenemos que poner nuestra mirada. Él es nuestro puerto seguro, pues el sufrimiento no tiene la última palabra; de hecho las palabras de Jesús son espíritu y vida (Jn 6,63), en él está la resurrección, la alegría, el júbilo.
María es nuestra compañera, nuestro modelo de fe y esperanza, es la sierva del Señor (Lc1,38) que está íntima y fielmente asociada a su pasión redentora. Ella es la nueva mujer que acogió los planes de Dios y la causa de toda la humanidad herida por el pecado. Y Jesús además de entregarse, nos entrega a María como madre nuestra en la persona del discípulo, que representa a todos nosotros, los cristianos (Jn 19, 26).
Contemplemos a María llenos de esperanza y con la certeza de que un día también gozaremos, como ella, de la gloria eterna. Recibámosla como algo propio, algo nuestro y que penetre en nuestro interior todos los gestos y la fuerza que tuvo la Virgen ante el dolor al ver a su Hijo en la cruz, y que también nos haga crecer en fe, esperanza y amor.
Meditación/Oración
“La Madre piadosa estaba
junto a la cruz y lloraba
mientras el Hijo pendía;
cuya alma, triste y llorosa,
traspasada y dolorosa,
fiero cuchillo tenía.
¡Oh, cuán triste y cuán aflicta
se vio la Madre bendita,
de tantos tormentos llena!
Cuando triste contemplaba
y dolorosa miraba
del Hijo amado la pena”.
(Secuencia de la Virgen de los Dolores)
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