DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO – CICLO B
25 de Agosto de 2024
EVANGELIO: Jn 6,60-69
“Muchos de sus discípulos, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?». Sabiendo Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve para nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y, con todo, hay algunos de entre vosotros que no creen». Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí si el Padre no se lo concede». Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?». Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
COMENTARIO A LA PALABRA
Estamos finalizando el capítulo sexto del evangelio de San Juan, que trata del discurso de Jesús tras el signo de la multiplicación de los panes, en que fue saciada una multitud de gente.
El domingo anterior, Jesús reveló a sus discípulos que Él era el pan vivo bajado del cielo; para Él fue un momento de mucha tristeza. pues ellos empezaron a murmurar y se escandalizaron con las palabras del Maestro. El evangelio de este domingo nos enseña la actitud de los discípulos al oír las palabras de Jesús, Eran para ellos palabras duras, difíciles de aceptar; por ello dice Jesús: “nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede” (Jn 6,65). Muchos se marcharon, no creyeron en la misión de Jesús, en su entrega como el alimento que vivifica; Él quiere compartir su vida con nosotros, por esto nos ofrece su cuerpo y su sangre para que tengamos vida en Él.
“Las palabras que os he dicho son espíritu y vida” (Jn 6,3); es decir, son palabras más allá de lo humano, de lo que perece, de lo que pasa y ya no existe. Hoy Jesús nos da la vida, SU VIDA, nos ofrece el alimento que perdura hasta la vida eterna.
A los doce que se quedaron, Jesús les hace una pregunta: “¿También vosotros queréis marcharos?” (Jn 6,67) Pedro reconoce a Jesús como el Santo de Dios, el único a quien podemos acudir. Jesús nos advierte que para seguirlo tenemos que ser libres y dejarnos guiar por la acción del Espíritu Santo.
Pidamos al Señor que la luz del Espíritu Santo nos ilumine y podamos, así como San Pedro, profesar nuestra fe reconociendo a Jesús como el Santo de Dios.
Abramos nuestro corazón para recibir a Jesús en la Eucaristía, el alimento único y verdadero que nos sacia y nos hace partícipes de su misma vida.
MEDITACIÓN
“Este modo de hablar es duro»; es duro porque con frecuencia confundimos la libertad con la ausencia de vínculos, con la convicción de poder actuar por nuestra cuenta, sin Dios, a quien se ve como un límite para la libertad. Y esto es una ilusión que no tarda en convertirse en desilusión, generando inquietud y miedo, y llevando, paradójicamente, a añorar las cadenas del pasado. En realidad, sólo en la apertura a Dios, en la acogida de su don, llegamos a ser verdaderamente libres, libres de la esclavitud del pecado que desfigura el rostro del hombre, y capaces de servir al verdadero bien de los hermanos”. (Benedicto XVI, Papa)
Oración
Oh,Dios,
que unes los corazones de tus fieles en un mismo deseo,
concede a tu pueblo amar lo que prescribes
y esperar lo que prometes,
para que, en medio de las vicisitudes del mundo,
nuestros ánimos se afirmen allí
donde están los gozos verdaderos.
Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
(Oración colecta)
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